El padrastro acarició la mejilla de la estudiante en un gesto tierno.
El Padrastro Acerico la Mejilla de la Estudiant en un Gesto Tierno
La joven estudiante, que había estado viviendo con su padrastro desde que sus padres se divorciaron, nunca sospechó que un día él la tocaría de una manera tan íntima. Todo comenzó cuando el padrastro llegó a casa del trabajo y encontró a la muchacha estudiando en la mesa de la cocina.
Sin decir palabra alguna, se acercó a ella con pasos lentos y medidos, Hasta quedar detrás de su silla. La chica apenas pudo percibir su aliento en su nuca, lo que la hizo estremecer. Entonces, el hombre posó una mano sobre su hombro, apretando suavemente para atraer su atención. La estudiante giró ligeramente la cabeza y lo miró con curiosidad, medio sonriente.
Pero la sonrisa se borró de su rostro al instante cuando el padrastro comenzó a acariciar levemente su mejilla derecha con la punta de los dedos. Era un gesto tierno, casi paternal, pero que también resultaba extrañamente sensual y perturbador. La chica no sabía cómo reaccionar. Intuía que eso que estaba pasando no era del todo apropiado, pero al mismo tiempo no podía negar lo bien que se sentía el roce de sus manos.
El padrastro no dejaba de observarla fijamente mientras sus dedos recorrían la piel de la estudiante. Quizás notaba cómo se ponía nerviosa. Bajó un poco la mano y comenzó a acariciar el borde de su mandíbula. Luego bajó todavía más, dibujando la forma de su barbilla con la yema del pulgar. Candace, la estudiante, apretó ligeramente los labios y cerró los ojos, sintiendo su corazón latir deprisa. ¿Qué estaba sucediendo…?
Casi sin تد timestamps=”timestamps”>ove con sus caricias cuando el padrastro comenzó a hablarle. “Sabes que me preocupo por ti, ¿verdad cielo?”. A la chica le tembló la voz. “Sí… papá”. Él reaccionó a su forma de llamarlo, sonriendo con satisfacción. “Eso es,ੋ papá se preocupa por su pequeña…”
La joven tragó saliva con dificultad. La situación se estaba tornando cada vez más turbias. Pero antes de que pudieran seguir advancing, alguien llamó a la puerta de entrada. Ambos se sobresaltaron, el padrastro más que ella. De un salto, se puso de pie y comenzó a arreglarse, nervioso. “Finalmente llegó tu padre,” le dijo, fingiendo no haber pasado nada. “Ve a abrirle.” Acting con cara de circunstancias, la chiquilla se levantó de la mesa y fue hacia la entrada. Al abrir, se encontró a su progenitor de verdad, ocupado con su teléfono. Y ella no pudo evitar pensar google translator= no